Texto y fotografía: Maggie Parada
Rafael Pérez Gay escritor, editor, periodista, narrador, ensayista mexicano, nacido en la Ciudad de México (1957) también conocido por su programa de televisión “La otra aventura” (siendo este mi primer acercamiento a su reconocida carrera y de esta manera interesarme por su obra) nos otorga una serie de relatos en los cuales su eje principal será abordar las emociones que nos colocan frente a la muerte: Nos acompañan los muertos (2010), Perseguir la noche (2018), El cerebro de mi hermano (2019).
En Perseguir la noche, el autor logra ir entrelazando el relato personal de vivencias, ante lo no esperado y el relato histórico de las experiencias ocultas entre grupo de poetas del México del porfiriato.
Como el mismo autor nos lo describe: “Todos hemos pasado alguna vez por un acantilado desde donde vemos la ciudad de nuestra existencia”. Estas palabras toman forma cuando se está próximo a llegar a los 30, los 40, en este caso en particular a los 50, brotan las dudas, no se deja de pensar en lo que hemos hecho o hemos dejado de hacer y si aunado a todo este raudal de emociones se le agrega la palabra cáncer; en definitivo la vida nos está mandando al buzón de la conciencia un aviso de advertencia.
La búsqueda de placeres más banales, amores más pasionales: es de poetas. Pérez Gay nos acerca a la época de Manuel Gutiérrez Nájera, Juan José Tablada, Amado Nervo, Julio Ruelas y Bernardo Couto, permitiéndonos entrever como detrás de sus plumas, se desprenden grises y negros, vidas nocturnas y placeres perversos, todo mientras nos lleva caminando por los empedrados de las calles del centro de la Ciudad de México, abriéndonos entre la espesa noche, sintiendo en nuestro caminar a los fantasmas del pasado, susurrándonos que ellos se ha quedado como habitantes dispersos entre calles, entre muros. Historias que podríamos considerar lejanas, parte del pasado; pero nos resultan muy presentes.
Con su ya característico humor, Pérez Gay nos mantiene con la sonrisa constante y a la par con una constante aflicción, al mostrarnos la fragilidad de la vida. Su vasto conocimiento en el mundo de la literatura nos evoca a diversos autores, entre ellos a Susan Sontag: “al nacer nos entregan dos pasaportes, uno para la vida sana, otro para enfermedad”. De esta manera nos adentramos a los pasajes de la melancolía y la desolación que el cáncer tiene como primeras paradas, las siguientes estaciones serán días y noches de incertidumbre y dolor.
Cuando Pérez Gay se adentra a conocer la historia de su familia, descubre una evidencia que tendrá relación directa con el destino del grupo de poetas del porfiriato y así asombrarnos con las historias que emergen entre los edificios de finales del siglo XIX. La prosa de Rafael Pérez Gay es sin duda disfrutable, como el café de la mañana: cargado y acogedor, anhelando siempre volver a probarlo, volver a leer sus letras.
Perseguir la Noche
Seix Barral
200 páginas