¡Jueves! Jueves para afilar el lápiz, respirar profundo y dejarnos llevar por las emociones, por las ideas que rondan la cabeza y esos destellos que nos viven dentro.
Esta semana y en el marco del día internacional de la mujer quiero proponerte escribir sobre el tema. Más allá de todo lo que podemos encontrar en los medios y las redes sociales, todos tenemos una posición respecto al tema de la violencia y la lucha de las mujeres por conquistar nuevos espacios y participar en forma profunda en todos los ámbitos de vida. Puedes escribir a modo de ensayo donde compartas con argumentos tu postura, puedes redactar un post, quizás un poema o hasta un dibujo puede funcionar.
Para mi ejercicio, te comparto un poema de denuncia y un breve fragmento sobre mi propio modo de marchar por los derechos de la mujer.
AURORAS ROTAS
Cada ausencia es una antorcha.
Su nombre es una herida y una pancarta.
Mi fuerza es la flecha,
un espectro morado.
Mis palabras marchan
y arden en el cielo de cemento,
diez auroras hermanas
mueren ante tus ojos sordos
todos mis días.
Tiembla mi llanto
como un aullido de furia
por las que faltan…
ARDE
Todas
Nosotras
Ella
Tú
Yo
Para Lizzie.
La otra marcha
No. Yo no marcho en la calle. Marcho en grupo de niñas entre 12 y 15 años de edad. Marcho por ellas y con ellas. Marcho cada vez que me paro frente a un grupo de adolescentes y les explico la escalera de la violencia y veo que entramos juntas al infierno de Dante. Seré su Virgilio. Debo hacerlo. Marcho cada vez que escucho que son víctimas de abuso y violación de quien se supone debe cuidarlas y amarlas incondicionalmente. Marcho en el silencio compartido de una infancia desgarrada. Marcho cada vez que descubro su dolor y observo la indiferencia de los otros. Su mirada es un espejo roto. No tienen que decirlo. Sé que para ellas la violencia es territorio conocido. Una de ellas habla. Narra el horror. Su silencio también es un abismo. Marcho. Marcho cuando pongo un ejercicio de escritura creativa y escriben desde el miedo. Marcho cuando empiezan a llorar en medio de la clase y dicen: la de la historia soy yo. Marcho cuando me dicen: solo para que tú lo leas. Marcho cuando lo gritan. Marcho cuando debo ofrecerles los caminos e instituciones para que la violencia contra ellas pare. Marcho porque es el primer paso que dan para poder hablar del tema. Marcho cuando las más pequeñas se sorprenden de saber qué el mundo no es justo. Marcho cuando tengo que decirles que, en su ciudad, en México y en el mundo ser niña no es fácil. Marcho porque te creo. Marcho porque trato de ser tan valiente como tú. Marcho porque confío en ti.
Yo Marcho desde un salón de clases.
Cynthia E. Morales García.
Me sacaste lágrimas Cynthia. Un escrito fuerte, verdadero y del corazón. Un abrazo