Este jueves de marzo nos llena de ganas de escribir. Para esta semana el ejercicio consiste en escribir desde la primera persona (yo) e integrar de alguna forma la palabra: iceberg.
Te comparto mi ejercicio
ICEBERG
Iceberg. Triángulos. Árboles y raíces. Lágrimas subterráneas. Tengo días que solo puedo pensar en los icebergs. Trozos de hielo que flotan en el mar. ¿Qué hay debajo? ¿Hacia dónde se dirigen? Hay días que me siento un iceberg. Navego a ras del nivel del agua cuando todo ocurre dentro. ¿Solo soy yo? ¿Somos icebergs sorteándonos unos a otros?
Me descubro iceberg. Observo a la mujer que me prepara un café, tiene las manos ágiles y la mirada perdida. Está atenta para no derramar la leche, da una exhalación profunda, su pie izquierdo lleva un ritmo frenético, intercambia una mirada rápida con su compañero de servicio quien murmura en un susurro: ¿estás bien? Ella asiente, él le roza el hombro. Icebergs que acarician en una estación de café de menos de 2 metros.
Navego a la caja de pago, llevo en la mano el ticket del café, una coca cola de lata y un ancla para sentirme viva. Icebergs enfilados. La puerta se abre y da paso a un viejo iceberg que se desliza suave por el piso sucio, tiene un ligero temblor en la barbilla y la camisa azul cielo recién planchada. ¿Qué llevas debajo de tu mar? ¿Qué vidas llevas dentro, qué tan profundo es tu sueño de agua?
La fila flota congelada. La mujer detrás de mí, un iceberg de tacones y perfume floral está desesperada. Iceberg de uñas neón graba un mensaje de audio dando instrucciones sobre algo que hay que recoger antes de las 3 de la tarde. ¿Qué tan profundas son tus raíces de lluvia? Se desliza aprisa cuando se abre la otra caja y me toca…iceberg chocando en una tienda de conveniencia.
Soy la siguiente y el iceberg que domina el sistema evita la mirada, solo está concentrado en el bote de agua y el ticket de café. Recita un discurso aprendido y repetido tantas veces al día. Iceberg que escupe agua muerta. Recibe el dinero, mal entrega el cambio y repite el proceso mecánico. ¿Qué te hace feliz, iceberg de ojos cansados? ¿Qué corrientes llegan a tu mar?
Regreso por el café y apuro el paso. Algo me detiene. Giro la cabeza, no hay nadie solo icebergs.