¿Si pudieras viajar en el tiempo, cambiarías algo?
Cuestión de tiempo es una deliciosa comedia romántica que nos atrapa el corazón y nos deja con un gran mensaje, que este año celebra su décimo aniversario de estreno.
La secuencia inicial de la cinta es maravillosa. Una voz en off que nos cuenta sobre su peculiar familia, una familia que toma el té todas las tardes a la orilla de la playa y ve películas en el patio a pesar de la lluvia. Un padre que vive la vida leyendo libros, uno tras de otro y jugando ping pong. Un tío amoroso que tiene oscila entre la realidad y la fantasía pulcramente vestido, una madre entre ácida y divertida y una hermana que es una alma libre y titilante. En tan sólo unos minutos, el director de la película nos presenta temas valiosos como la aceptación, la importancia de pasar tiempo juntos y la celebración de las pequeñas cosas. Enmarcada con una bella banda sonora que nos pone de buenas desde el primer momento.
La historia arranca con el cumpleaños 21 de Tim. Así que su padre debe confesarle un secreto fantástico, los hombres de la familia pueden viajar en el tiempo. Tim, incrédulo decide probarlo y ahí, todo cambia. Tim parece tímido, pero, en realidad es bastante audaz por conseguir a la chica de sus sueños, Mary, interpretada por Rachel McAdams.
La idea del viaje en el tiempo no es nueva, sin embargo, la propuesta del porqué viajar en el tiempo sí lo es, más allá de la idea de experimentar perfección, Tim busca revivir lo verdaderamente importante. Sin cursilerías excesivas o derroche de moralidad, la cinta aborda los comienzos y tropezones de cada relación y cada familia, y cómo en complicidad y amor todo encuentra su sitio en el presente.
Bajo la dirección de Richard Curtis, quien nos regaló clásicos como Cuatro bodas y un funeral, El Diario de Brigdet Jones, Nothing Hill y Love Actually, About Time nos muestra las gotitas de felicidad de la vida cotidiana, los sinsabores y sorpresas de vivir y la esperanza de poderlo hacerlo mejor.
Mientras te escribo estás líneas, querido lector, recuerdo una frase de Rosa Montero en su libro La ridícula idea de no volverte a ver, (te haré la reseña a fin de mes), nos cuenta que “el amor consiste en encontrar a alguien con quien compartir tus rarezas”. Nuestro protagonista es demasiado flaco, demasiado largo, y demasiado pelirrojo, pero para Mary, es perfecto. La relación entre ambos dista de ser perfecta, pero se adoran en la completa aceptación de sus propias rarezas para trazar un viaje de vida juntos.
La familia de Tim es completamente disfuncional, rara, pero comparten una intimidad en los pequeños detalles, el color de los quequitos del pastel, las excursiones a la playa, las miradas cómplices, el acompañarse en silencio.
Las actuaciones se sienten de lo más naturales y espontáneas, disfruté especialmente el trabajo de Bill Nighy, como James el padre de Tim. Un hombre que vive como si el tiempo estuviera en sus manos, y lo está, y nos regala una de las mejores frases de la película.
“Y entonces me contó su fórmula secreta para la felicidad. La primera parte del plan era que debía seguir adelante con la vida cotidiana, vivirla día a día, como cualquier otra persona. Pero luego vino la segunda parte del plan de papá. Me dijo que volviera a vivir todos los días casi exactamente igual. La primera vez con todas las tensiones y preocupaciones que nos impiden darnos cuenta de lo dulce que puede ser el mundo, pero la segunda vez notándolo”.
About Time
Ideal para este mes del amor y la amistad, y para todos los días en presente y en futuro.
Disfrútala en Netflix.