“Definitivamente es Alicia, definitivamente es Alicia; te reconocería en cualquier parte”
Seguro conoces a Alicia. Una dulce niña rubia de vestido azul y delantal blanco. Esa es solo la versión animada de Disney. La Alicia que conozco es muy diferente. La verdadera Alicia de Lewis Carroll.
Lewis Carroll es el seudónimo de Charles Lutwidge Dodgson, (1832, Daresbury, Reino Unido– 1898, Guildford, Reino Unido) Dodgson era matemático, profesor de lógica en Oxford, diácono anglicano y además fotógrafo.
Dodgson tenía una buena relación con Henry Lindell, diácono del college Christ Church de Oxford, y sus hijas; entre ellas Alice. Un buen día, Dodgson los acompañó a un día de campo y al vuelo de la imaginación inventó Alicia en el país de las maravillas. Alice quedó fascinada con el relato y le pidió: Escríbelo.
Dodgson lo hizo y se dio cuenta que necesitaba un sinónimo para publicar. Como buen matemático decidió hacer un experimento, escribió su nombre en latín: Carolus Ludovicus, y luego decidió invertirlo, Ludovicus Carolus y luego lo pasó al inglés: Lewis Caroll. Carroll vive durante la época victoriana donde se decreta la ley para la educación de la infancia. Los textos de ese momento empiezan a acompañarse de ilustraciones. Así llega a las fantásticas ilustraciones de Arthur Rackham, un ilustrador espectacular, con tintes políticos, influenciado por los grotescos de Leonardo da Vinci, un artista que no puedes dejar de ver.
En el 2018, en la Casa Universitaria del Libro encontré a Alicia en el País de las Maravillas, una edición de Fondo de Cultura Económica, con traducción de Ignacio Padilla, uno de los autores favoritos de Rafa, mi hijo. Estaba decidido, Alicia vendría a casa.
La nostalgia me tocó.
Alicia en el país de las Maravillas, narra la historia de Alicia, una niña que un día se encuentra con un conejo blanco, que vestía chaleco y llevaba un reloj de bolsillo, seguirlo era ya el inicio de una aventura, llena de personajes inesperados y absurdos, de situaciones fantásticas y disparates.
Los detalles del libro son fascinantes; personajes llenos de locura como los gemelos, la oruga que fuma (recordemos que la época victoria el opio era un furor), la reina de corazones inspirada en la reina Victoria y el gato Cheshire. En el libro puedes encontrar poemas escondidos, ilustraciones maravillosas del pájaro Dodo, recordar la receta de la mermelada de naranja que se sirve en la fiesta de té. Descubrimos a un perturbador gato, El Gato Cheshire con sus poses, su sonrisa enigmática y lo que dice y lo que calla… La melancolía del Sombrero Loco, la prisa y obsesión por el tiempo del Conejo Blanco.
Si conocemos un poco de la historia de la Inglaterra del siglo XVIII encontraremos fuertes guiños políticos a la tradición y a la sociedad de esa época. Carroll integró su realidad con la fantasía onírica en un mundo sin lógica. Alicia sobrevive el país de las maravillas usando su lógica.
Conocer la verdadera Alicia y entrar al reino de las maravillas es una experiencia. Olvídate de las envidiosas flores cantarinas de la caricatura. Atrévete: abre el libro, entra a la madriguera descubre las maravillas.