Permíteme que te pregunte otra cosa. Deja que te pregunte esto: ¿Crees en el corazón humano? No me refiero al órgano físico, claro está. Me refiero a su sentido poético. El corazón humano. ¿Crees que existe tal cosa? ¿Algo que hace que cada uno de nosotros seamos especiales e individuales?
Así nos habla Kazuo Ishiguro en Klara y el Sol. La nueva novela del premio Premio Nobel de Literatura 2017. Es la historia de Klara, una AA, una amiga artificial, un robot con características humanas que funciona como acompañante para niños que pueden pagarlo. Klara no es una niñera, pero tampoco es una sirvienta. En un futuro que, hoy es una realidad para muchos, los niños toman sus clases de forma virtual y tienen su AA como una compañía para crecer. Klara se alimenta con energía solar y pasa algunos días del mes, en el aparador de una tienda esperando ser elegida; cuando conoce a Josie entre ellas surge una conexión muy especial. Josie es una niña que no ha sido mejorada, es decir, es una niña enferma con un futuro dudoso.
Conocí la narrativa de Ishiguro en su novela Nunca me abandones publicada en el 2005. Aquí el autor ya nos arroja su interés en el tema del futuro, la distopía, las máquinas y especialmente la humanidad. ¿Qué nos hace humanos? Ishiguro nos ofrece una historia profundamente emotiva, cuestionadora, inquietante y finalmente empática. El autor presta la voz al robot, al clon, al abandonado, a la criada. El autor visibilizada de nuevo esta percepción del mundo donde no sabemos quiénes somos respecto a la tecnología y la propia vida, la sustitución de los humanos por las máquinas y especialmente la construcción de la memoria. Una de las grandes preocupaciones de Ishiguro, es justo, el desarrollo de esta narrativa personal, los recuerdos, las historias y las experiencias que van significando algo. La búsqueda del significado a través de la memoria es quizás la premisa de esta historia, así como nuestra relación con la tecnología, desde la dependencia al sentido de sustitución y compañía.
Klara es una AA diferente. Su capacidad de observación es superior al resto de los de su clase, almacena recuerdos, hace preguntas, aprende sobre los sentimientos y decisiones que toman los humanos y especialmente valora su memoria. Klara es intuitiva, ingenua, especial.
El sol se convierte en un símbolo muy especial para Klara, no solo lo necesita para vivir, Klara cree en el sol como dador de vida, un dios que puede salvar a Josie.
Ishiguro logra un personaje lleno de matices y experiencias con las que nos podemos identificar y no solo eso, reflexionar sobre nuestra posición en el mundo y el uso de la tecnología. El autor se caracteriza por llevar una narrativa sumamente emocional que aborda las grandes preguntas como qué es la soledad, dónde reside el amor, qué es lo que amamos de otros y especialmente la esperanza.
Imperdible.
Klara y el Sol
Anagrama
Panorama de Narrativas
2021