Título original: Las Alas del Deseo
La primera vez que vi “Las Alas del Deseo” tenía 15 años y me enamoré. Ha sido mi película favorita desde entonces. Si la pasan en la tele la vuelvo a ver aunque tengo tres dvds de la misma, todos han sido regalos. Durante mucho tiempo escribí con el seudónimo de Engel, ángel en alemán, justo por la peli. Mi obsesión por las alas y el circo empezó aquí.
Es quizás la película más conocida de Win Wenders (Düsseldorf, 1945). La cinta inicia con el maravilloso poema La Canción de la Infancia, de Peter Handke, premio Nobel de literatura, 2019. Wenders le pidió a Handke que escribiera una historia sobre ángeles, sin embargo Handke más que escribir un guion comenzó con monólogos y pensamientos aislados. Wenders se dio a la tarea de ir filmando y organizando de esta forma la cinta.
Los ángeles de Wenders van en pareja, ven en blanco y negro, visten largos abrigos de invierno y llevan el registro del amanecer y el anocher. Les gusta reunirse en la increíble biblioteca de Berlín para comparar notas. Los niños pueden verlos al levantar la vista a los edificios de la ciudad, desde donde los ángeles la vigilan.
La cinta recorre una Alemania dividida y mostrando los daños de la guerra. Hay una secuencia muy conmovedora que con el muro de Berlín. La película se estrenó dos años antes de la caída del muro en 1989. Hay una serie de reflexiones filosóficas que van desde la espiritualidad, la fe, el amor y el tiempo; esas grandes preguntas que no vemos a colores. Incluso hay un ligero guiño a la Odisea, en el flujo de pensamiento de un anciano: “Háblame musa”… Es la primera vez que lo noto.
Las Alas del Deseo narra la historia de Damiel, un ángel que cuestiona la eternidad y la luz. Está convencido que la mirada humana tiene mucho que ofrecerle. Damiel quiere sentir. Sentir el sol, el pan, la lluvia y el contacto humano.
Damiel y su compañero Cassiel, escuchan los pensamientos, esa mezcla de caos, dolor, angustia y alegría. Los ángeles pueden tocar a hombres y mujeres, y ofrecerles compañía, su toque cambia sus pensamientos, pero no pueden apartarlos de su propio destino.
Wenders maneja un interesante juego de planos, tanto en el manejo de cámara para dar la impresión del vuelo del ángel como en el uso del blanco y negro para indicarnos la mirada de los ángeles y el uso del color para indicar el punto de vista humano.
En sus recorridos por la ciudad Damiel conoce a Marion, una trapecista del circo. Damiel no es el mismo después de este encuentro, la sigue, la escucha y sueña con tocarla. Marion no puede verlo, pero lo siente, lo sueña. El ángel decide “caer” y convertirse en humano y quizás con suerte encontrarla a ella…
Más que una historia de amor, hay esa historia de anhelo que llevamos dentro, ¿quién no busca sentirse y saberse amado? ¿no deseamos conectar con algo más allá de nuestras manos? ¿cambiarías la eternidad por seguir tu corazón?
A Damiel lo mueve la esperanza, confía en que el amor es un juego de cómplices y entre él y Marion hay un lazo invisible. Más que encontrarse, ambos se reconocen.
La banda sonora de la película puede sonar medio bizarra en algunos momentos, ya que muestra los toques finales de la década de los 80´s. Una década más tarde Hollywood realizó “Un ángel enamorado” basada en Las Alas del Deseo, el resultado un completo fiasco, aunque debo admitir que la banda sonora es buenísima, como olvidar el track de Iris de Go Go Dolls.
La historia deja un final inconcluso para dar paso a Tan Lejos y Tan Cerca, de la que ya hablaré. Puedes ver Las Alas del Deseo en la plataforma digital MUBI. Te recomiendo elegir la opción de prueba semanal. En Mubi podrás encontrar ambas cintas, además de la filmografía completísima de Krzysztof Kieslowki y un par de cintas que todo estudiante de cine apreciaría.
Que tus ángeles te acompañen y te susurren al oído lo mucho que te aman.