¿Cómo vamos con los ejercicios de escritura ? ¿Estás practicando? Recuerda que el secreto es escribir una palabra a la vez. ¡Confía en ti!
¡Esta semana te cuento que a mí también me retan! Me propusieron escribir sobre un funeral, incluir un personaje que debía tomar una decisión importante, que la frase inicial fuera muy impactante, y como si esto no fuera poco debía describir de una forma natural alguna fruta, evitar usar la palabra NO y además todo en menos de 500 palabras. ¡Qué reto! ¿no?
Suena complicado pero vamos a desmenuzar las ideas. El reto te ofrece un lugar y momento específico y también plantea emocional hay que tomar una decisión. El límite de palabras te ayudará a ser concreto e ir directo a las acciones narrativas, recuerda que estas son las acciones o personajes que hacen avanzar nuestra historia.
¡Tú puedes!
Te comparto mi ejercicio
El huerto
El día que enterré a mi papá descubrí que se vestía de mujer. Sí, al viejo le encantaba la música y era bien bueno para el baile y la cantada. Joaquinito como le decían era güero casi albino, con los ojos amarillos y las pestañas color papel, la verdad sin maquillaje sí espantaba un poco, parecía fantasma, entonces se ponía delineador y rímel. Se dedicaba a cultivar manzanas, las más bonitas y jugosas de Chihuahua, esas manzanitas verdes con cáscara suavecita, muy perfumadas, con la pulpa firme y ligeramente ácida. Jornada a jornada era el primero en levantarse y encargarse de sus huertas, eso lo mantenía con los cachetes rosados y en buena forma. Recorría el huerto con su inseparable burrito, el orejas.
En el pueblo como en todos los pueblos había rumores y el mejor amigo de mi papá era el favorito de todos los chismes, le decían Don Durazno, era dueño de la huerta vecina.
Mi papá desaparecía cada noche. Se iba a su otro trabajo. Hasta ahorita me enteré cuál era. Ya me di cuenta de que a los veinte años uno está bien pendejo, es la verdad. Pues el viejo cochino se tenía muy escondido que tenía una cantina y la atendía vestido de mujer. En pleno entierro frente a mi mamacita santa llegaron sus clientes disfrazados con plumas y lentejuelas, ¡y yo que me traje a la futura madre de mis hijos, al cuñado y a mi suegra! ¡A quién se le ocurre! ¡Ay papacito lindo me hubieras dicho y tendríamos la mejor cantina de toda la ranchería, faltaba más! ¡A mí esa onda me encanta!
Los asistentes colocaron flores y collares de colores en la tumba, algunos lloraban a moco suelto otros se consolaban entre ellos; mi suegra los vio feo y se fue a toda prisa. Me quedé sin papá y sin novia, pero para qué la quiero si a mí me gusta más su hermano. Está bien guapo. Yo ya traía dudas, pero esto me lo aclaró.
Uno nunca sabe quiénes son sus padres hasta que pasan estas cosas. A mi mamacita se le quitó lo santa y los empezó a correr a todos para que el señor cura le diera la bendición a mi papá. Pero Don Durazno se quedó y estaba llore y llore cuando empezó a gritar: ¡Compadre, qué voy a hacer sin ti!
Mi mamá se le aventó encima como los niños a los dulces de la piñata. Casi lo muerde, como el orejas que le mordió la nalga a mi papá y como le daba vergüenza decir que le dolía el culo se aguantó, pero fue demasiado tarde. La nalga se le puso negra y ya no pudo caminar. Entre la infección y la fiebre, mi papá se fue a sembrar manzanas al cielo.
Gracias papacito, me dejaste la mejor herencia: el huerto, plumas y un gran arcoíris. Ahora solo me falta un novio como Don Durazno y evitar mordidas de burro.
TIP:
Son 496 palabras. Te marqué con negritas como se incluyó el tema del funeral y la fruta.
Texto para la clase La Elección del Narrador / Máster en Escritura Creativa. Enero 23.