Vincent van Gogh, un artista, un mito. Un hombre de cabellos rojos que transformó el color en profundidad. Un hombre de tremenda sensibilidad, el segundo Vicent. El primer Vincent, su hermano muerto, lo persiguió toda la vida. Una sombra desde su nombre y personalidad. Obsesionado por la luz, las escenas cotidianas en los campos, los girasoles, su propia imagen y hasta sus zapatos. Influenciado también por las ilustraciones japonesas, especialmente La gran ola de Kanagawa de Hokusai. Vincent quiere mostrar la claridad de los diseños orientales, y empieza a potenciar el color. Vincent tuvo una relación epistolar con su hermano menor, Theo, su protector y consuelo. En su correspondencia, encontramos al artista, al hermano que lucha entre la soledad y las heridas de su historia.
Descubre a Vincent Van Gogh en sus propias palabras.
Septiembre de 1889
Mi querido hermano —siempre te escribo en períodos de trabajo—laboro como un poseído, un furor sordo de trabajo, como nunca antes. Y creo que esto contribuirá a curarme. Quizá me ocurriría algo como aquello que cuenta Delacroix: «he encontrado la pintura cuando ya no tenía dientes ni aliento», en el sentido de que mi triste enfermedad me hace trabajar con un furor sordo —muy despacio—
¿Sabes lo que espero, cada vez que me pongo a tener esperanzas?, que la familia sea para ti lo que es para mí la naturaleza, los montones de hierba, el trigo amarillo, el aldeano, es decir que encuentres en tu amor por la gente, no solamente de qué trabajar sino de qué consolarte y rehacerte cuando haya necesidad.
Ahora que estoy enfermo, trato de hacer algo para consolarme, para mi propio placer. Como motivo, pongo frente a mí el blanco y negro de Delacroix o de Millet o según ellos. Y después improviso el color por encima, pero por supuesto no totalmente siendo yo mismo, sino buscando recuerdos de sus cuadros, pero el recuerdo, la vaga consonancia de colores que están dentro de un sentimiento cuando no lo son totalmente, es una interpretación mía.
¡La diferencia entre la felicidad y la desdicha! Ambas se necesitan. Son necesarias y útiles y la muerte o la desaparición…es tan relativo y la vida igualmente.