Hay recuerdos que llevamos tatuados en el alma. Hay amores que aunque el tiempo pase no se olvidan, una mirada que inicia un lenguaje privado, un latido que se comparte, la posibilidad de un camino juntos, ese es el recuerdo de Emilio. El recuerdo de una chica, un cuadrado mágico y el símbolo del infinito… desde ahí nos cautivó la cinta.
Vivir dos veces, narra la historia de Emilio, un hombre que acaba de recibir el diagnóstico de Alzhéimer y se embarca en un increíble viaje por volver a ver a su amor de infancia; en esta aventura nuestro protagonista se acompaña de Blanca, su nieta, una niña divertidísima y arrojada, la cómplice de aventuras que todos quisieramos tener. Pero, encontrar al amor de tu vida después de tantos años, parece un reto difícil pero, una preadolescente armada con un celular puede mover el mundo.
Julia es la hija de Emilio, y ahora le toca poner orden en la vida de su padre, aterrizarlo, ayudarlo a comprender que es él quien las necesita más que nunca. En una escena muy conmovedora Emilio graba un mensaje para Margarita, ante el temor de olvidar lo que siente por ella.
La cinta es dirigida por la española María Ripoli, quien de una forma entrañable y empática trata el tema de la enfermedad del Alzhémer desde varios ángulos, el del paciente, sus familiares y también el del los cuidadores. Con toques de comedia y calidez se aborda ese desprendimiento y la pérdida de la memoria; perder los recuerdos es también ir borrando nuestra propia historia, diluir nuestro pasado nos obliga a aferrarnos a aquello que nos dio vida, esas memorias arraigadas tan profundamente que nos mantienen a flote y se convierten en ese destello que Emilio ve en Margarita.
En cierto sentido, Vivir dos veces, es una invitación a ver a nuestros padres y abuelos con una óptica más humana, aceptar que las fuerzas se desvanecen, que la memoria es falible y que más que críticas y juicios, necesitan esperanza y compañía; por otro lado, también nos preparan para entender que el amor no necesita reconocimientos ni nombres, el verdadero amor se reconoce por lo que despierta en el otro, por aquellos pequeños detalles que sobreviven el tiempo.
Escribo este poema celebrando que pasado y presente coincidan todavía con nosotros y haya recuerdos vivos y besos tan dorados como el beso aquel de la memoria. – Luís García Montero
Vivir dos veces. Directora: María Ripoli. Disponible en Netflix.