Alí Chumacero

por | Ene 29, 2024

Poeta mexicano, nacido en Nayarit, México en 1918. Fungió como crítico literario y fundador de la revista Tierra Nueva. Dotado de una gran sensibilidad, fue uno de los precursores de la poesía moderna.

Aquí unos de sus poemas.

Poema de amorosa raíz

Antes que el viento fuera mar volcado,
que la noche se unciera su vestido de luto
y que estrellas y luna fincaran sobre el cielo
la albura de sus cuerpos

Antes que luz, que sombra y que montaña
miraran levantarse las almas de sus cúspides;
primero que algo fuera flotando bajo el aire;
tiempo antes que el principio.

Cuando aún no nacía la esperanza
ni vagaban los ángeles en su firme blancura;
cuando el agua no estaba ni en la ciencia de Dios;
antes, antes, muy antes.

Cuando aún no había flores en las sendas
porque las sendas no eran ni las flores estaban;
cuando azul no era el cielo ni rojas las hormigas,
ya éramos tú y yo.


Diálogo con un retrato

Surges amarga, pensativa,
profunda tal un mar amurallado;
reposas como imagen hecha hielo
en el cristal que te aprisiona
y te adivino en duelo,
sostenida bajo un mortal cansancio
o bajo un sueño en sombra, congelada.
En vano te defiendes
cuando tus ojos alzas y me miras
a través de un desierto de ceniza,
porque de ti nada existe que delate
si por tu cuerpo corre luz
o un efluvio de rosas,
sino temor y sombra, la caída
de una ola transformada
en un simple rocío sobre el cuerpo.
Y es verdad: a pesar de ti desciendes
y no existe recuerdo que al mundo te devuelva,
ni quien escuche el lánguido sonar de tus latidos.
Eres como una imagen sin espejo
flotando prisionera de ti misma,
crecida en las tinieblas de una interminable noche,
y te deslíes en suspiros, en humedad y lágrimas
y en un soñar ternuras y silencio.

Sólo mi corazón te precipita
como el viento a la flor o la mirada,
reduciéndote a voz aún no erigida,
disuelta entre la lengua y el deseo.
De allí has de brotar hecha ceniza,
hecha amargura y pensamiento,
creada nuevamente de tus ruinas,
de tu temor y espanto.
Y desde allí dirás que amor te crea,
que crece con terror de ejércitos luchando,
como un espejo donde el tiempo muere
convertido en estatua y en vacío.
Porque ¿quién eres tú sino la imagen
de todo lo que nutre mi silencio,
y mi temor de ser sólo una imagen?


Entre mis manos

Entre mis manos vives

en confusión de nacimiento y corazón herido,

como desvanecerse o contemplar

un alto simulacro de ruinas;

sobre mis dedos mueres,

materia pensativa que se abate

bajo el murmullo de mi tacto,

y eres tristeza en mí,

suave como la forma de la nieve,

como cerrar la puerta

o mirar la inocencia de una pluma.

Nacida para mi caricia,

con un perdón que olvida y un comienzo

de éxtasis y aromas,

me acerco hacia tu aliento,

tu oído con mis labios toco y digo

que nuestro amor es agonía,

que escuches mi temor y mi palabra de humo

y que yo, como tú, de noche oigo

cómo se pierde el pensamiento,

confuso entre mi carne y tu recuerdo.

Mas retiro mi rostro de tus ojos

porque ya no podré pensar una palabra

que no habite tu nombre,

y porque surges hasta del silencio

como enemiga que desdeña el arma

y de improviso nace entre las sombras,

cuando sin ti yo no sería

sino un olvido abandonado

entre las ruinas de mi pensamiento.

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