Anna Ajmátova-poesía-

por | Mar 14, 2022

Dueña de una personalidad magnética. Su poesía oscila entre el encanto y la denuncia (1889-1966).

Todo me ha sido arrebatado


Burlada estoy por el ánimo de la Musa
que me observa y nada dice,
descansando su cabeza de oscuros rizos,
exhausta, sobre mi pecho.

Sólo la Conciencia, más terrible cada día,
enfurecida, exige cuantioso tributo.
Y para responder, me cubro el rostro con las manos,
porque he agotado mis lágrimas y mis excusas.


Ahora ya nadie querrá escuchar canciones

Ahora ya nadie querrá escuchar canciones.

Los amargos días profetizados llegan desde la colina.

Te lo digo, canción, el mundo ya no tiene maravillas;

no destroces mi corazón, aprende a estarte quieta.

No hace mucho, libre como cualquier golondrina,

luchabas; felizmente contra las mañanas, desafiando

    sus peligros.

Ahora vagarás como un mendigo hambriento,

llamando desesperada a la puerta de los extraños.


La mujer de Lot

Y el hombre justo acompañó al luminoso agente de Dios

por una montaña negra, siguiendo su huella,

mientras una voz incansable acosaba a la mujer:

—No es demasiado tarde, aun puedes mirar hacia atrás.

Hacia las torres rojas de tu Sodoma nativa,

al patio donde una vez cantaste, al pabellón para hilar,

a las ventanas de la enorme casa

donde la descendencia santificó tu lecho conyugal.

Una sola mirada: súbita punzada de dolor

en sus ojos, antes de poder emitir cualquier sonido.

Su cuerpo se derritió en sal transparente

y sus ligeras piernas claváronse en la tierra.

¿Quién penará por esta mujer? ¿No le resulta

de sobra insignificante a nuestra incumbencia?

Incluso así, nunca la negaré en mi corazón,

ella que murió porque eligió volverse.


REQUIEM -fragmento-

Ningún cielo extranjero me protegía,

ningún ala extraña escudaba mi rostro,

me erigí como testigo de un destino común,

superviviente de ese tiempo, de ese lugar.

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