Sumergirte en la Oda Triunfal de Álvaro de Campos es despertar entre la lujuria de las máquinas, un deseo carnívoro y destructor por ser completamente un motor, un tranvía, electricidad. Fundirnos en las vías del progreso donde el alma se convierte en un muelle que huele a tinta recién impresa. Con Campos la vida es reducida a un aparador brillante, a morir en la calle anónima, mutarnos en gentuza no busca a Platón y a Sócrates en las máquinas, a la promiscuidad de ser un mecanismo inútil, de convertir a Dios en una moneda de cambio como la justicia y la violencia. De Campos escribe con una rabia mecánica, un disparo de aceite que arde en la decepción y la ironía; el beso muerto que nos engancha a ser una masa que habita en todas partes.
Te compartimos un fragmento de la Oda Triunfal, en la traducción del maestro Mario Bojórquez.
A la dolorosa luz de las grandes lámparas eléctricas de la fábrica,
Tengo fiebre y escribo.
Escribo rechinando los dientes, fiera para esta belleza,
Esta belleza totalmente desconocida por los antiguos.
¡Oh ruedas, oh engranajes, r-r-r-r-r-r eterno!
¡Fuerte espasmo retenido de los mecanismos en furia!
En furia fuera y dentro de mí,
Por todos mis nervios disecados,
¡Por todas las papilas fuera de todo lo que siento!
Tengo los labios secos, oh grandes ruidos modernos,
De oírlos demasiado cerca,
Y me arde la cabeza de quererles cantar con un exceso
De expresión de todas mis sensaciones,
¡Con un exceso contemporáneo de ustedes, oh máquinas!
En fiebre y mirando los motores como una Naturaleza tropical
-Grandes trópicos humanos de fierro y fuego y fuerza-
Canto, y canto el presente, y también el pasado y el futuro,
Porque el presente es todo el pasado y todo el futuro
Y hay Platón y Virgilio dentro de las máquinas y de las luces eléctricas
Sólo porque existieron y fueron humanos Virgilio y Platón,
Y pedazos de Alejandro Magno tal vez del siglo cincuenta,
Atómos que han de tener fiebre en el cerebro de Esquilo del siglo cien,
Andan por estas correas de transmisión y por estos émbolos y por estos volantes,
Rugiendo, rechinando, siseando, estrujando, ferreando,
Haciéndome un exceso de caricias al cuerpo en una sola caricia al alma.
¡Ah, poder expresarme todo como se expresa un motor!
¡Ser completo como una máquina!