Sandro Cohen poesía

por | Nov 20, 2023

Sandro Cohen (1953-2020) Cronista, poeta, narrador y ensayista. Profesor universitario. Nació en Estados Unidos y vino a México a estudiar, se enamoró del país y su cultura. Aquí fundó la Editorial Colibrí donde publicó más de 100 títulos sobre literatura latinoamericana.

Aquí te comparto algunos de sus poemas

Hay amantes que flotan en el aire

Hay amantes que flotan en el aire;

sus pechos líquidos se funden, fluyen

en ríos de caricias desbocados;

hay diáfanos amantes cuyos muslos

transparenten la forma de una lengua

que, todavía lejos, se desquicia

en los dobleces de la ingle oscuros;

hay espaldas tan claras que iluminan

la noche de sus besos incontables;

mas hay besos tan agua que nos vuelven

azules cuando cubren, por completo,

el litoral de nuestra sed saciada;

hay amantes que duermen entre brazos

y, por ellos, el mundo permanece

en sombra, porque el sol, siempre lo esconden

en la calma profunda de su pecho.


Entre las manos y la espalda

Entre las manos y la espalda, entre

los ojos y los labios tensos, entre

la lengua y la espiral que la recibe,

hay una estrella más fugaz que el beso:

la luz que un agujero eclipsa.

Y cuando ya no miro, siento entonces

El fuego que me guardas en los dedos,

El fuego que en tus ojos no veía

Porque busqué tu fuego entre los fuegos

Y no en lo oscuro, donde más alumbra:

En el cielo cerrado entre los cuerpos

Que compartimos en la tierra, breves

Latidos de un amor que no se extingue,

Abierto como el bajo la noche

Que lo envuelve entre estrellas: fuego lento.


Por si lo quieres

Alguna vez me descubrí pensando

—ya sabes que pensar es peligroso—

e imaginé tus labios en mis labios,

tus manos donde siempre las deseo

cuando cierro los ojos y me pongo

a olvidar el desastre que he creado.

Pero es, después de todo, un buen desastre,

esta maraña dulce en la cabeza,

a la cual vuelvo al menor descuido

solo para buscar a aquel que alguna

vez se creyó inmortal, tan bello y joven,

aunque haya sido en sueños y poesía.

La vida es buena, pues me ha dado tanto

que a veces de creerlo soy incapaz.

He sembrado, apuntado unas palabras

que luego olvido, pero engendran hijos

y lo recuerdo todo, con un peso

que resulta difícil de cargar.

E imaginé tus labios en mi cuerpo,

en todas partes de mi cuerpo laso,

en los trazos profundos del desastre

que reúno con celo y con amor.

Después de todo es un desastre bueno.

Y ahora es tuyo también, por si lo quieres.

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