Roberto Bolaños

por | Jul 25, 2023

Novelista y poeta chileno. Vivió en México desde los quince años. Lector incansable, intelectual y activista político. Su poesía se distingue por el uso del verso libre y la narrativa. Sus temas el amor, la poesía, la literatura y la vida misma.

Entre sus novelas te recomendamos la multipremiada: Los detectives salvajes.

Aquí una muestras de sus poemas.

Musa

Era más hermosa que el sol 
y yo aún no tenía 16 años. 
24 han pasado 
y sigue a mi lado. 

A veces la veo caminar 
sobre las montañas: es el ángel guardián 
de nuestras plegarias. 
Es el sueño que regresa 

con la promesa y el silbido. 
El silbido que nos llama 
y que nos pierde. 
En sus ojos veo los rostros 

de todos mis amores perdidos. 
Ah, Musa, protégeme, 
le digo, en los días terribles 
de la aventura incesante. 

Nunca te separes de mí. 
Cuida mis pasos y los pasos 
de mi hijo Lautaro. 
Déjame sentir la punta de tus dedos

otra vez sobre mi espalda, 
empujándome, cuando todo esté oscuro, 
cuando todo esté perdido. 
Déjame oír nuevamente el silbido.

Soy tu fiel amante 
aunque a veces el sueño 
me separe de ti.
También tú eres la reina de los sueños.

Mi amistad la tienes cada día 
y algún día 
tu amistad me recogerá 
del erial del olvido.

Pues aunque tú vengas 
cuando yo vaya 
en el fondo somos amigos 
inseparables.

Musa, a donde quiera 
que yo vaya 
tú vas. 
Te vi en los hospitales

y en la fila 
de los presos políticos. 
Te vi en los ojos terribles 
de Edna Lieberman 

y en los callejones
de los pistoleros. 
¡Y siempre me protegiste! 
En la derrota y en la rayadura. 

En las relaciones enfermizas 
y en la crueldad, 
siempre estuviste conmigo. 
Y aunque pasen los años

y el Roberto Bolaño de la Alameda 
y la Librería de Cristal 
se transforme, 
se paralice, 

se haga más tonto y más viejo 
tú permanecerás igual de hermosa. 
Más que el sol 
y que las estrellas.

Musa, a donde quiera 
que tú vayas
yo voy. 
Sigo tu estela radiante 

a través de la larga noche. 
Sin importarme los años 
o la enfermedad. 
Sin importarme el dolor  
    
o el esfuerzo que he de hacer 
para seguirte.
Porque contigo puedo atravesar
los grandes espacios desolados

y siempre encontraré la puerta
que me devuelva
a la Quimera
porque tú estás conmigo,

Musa,
más hermosa que el sol
y más hermosa
que las estrellas.


Lluvia

Llueve y tú dices es como si las nubes

lloraran. Luego te cubres la boca y apresuras

el paso. ¿Como si esas nubes escuálidas lloraran?

Imposible. Pero entonces, ¿de dónde esa rabia,

esa desesperación que nos ha de llevar a todos al diablo?

La Naturaleza oculta algunos de sus procedimientos

en el Misterio, su hermanastro. Así esta tarde

que consideras similar a una tarde del fin del mundo

más pronto de lo que crees te parecerá tan sólo

una tarde melancólica, una tarde de soledad perdida

en la memoria: el espejo de la Naturaleza. O bien

la olvidarás. Ni la lluvia, ni el llanto, ni tus pasos

que resuenan en el camino del acantilado importan;

Ahora puedes llorar y dejar que tu imagen se diluya

en los parabrisas de los coches estacionados a lo largo

del Paseo Marítimo. Pero no puedes perderte.


Sucio, mal vestido

En el camino de los perros mi alma encontró

a mi corazón. Destrozado, pero vivo,

sucio, mal vestido y lleno de amor.

En el camino de los perros, allí donde no quiere ir nadie.

Un camino que sólo recorren los poetas

cuando ya no les queda nada por hacer.

¡Pero yo tenía tantas cosas que hacer todavía!

Y sin embargo allí estaba: haciéndome matar

por las hormigas rojas y también

por las hormigas negras, recorriendo las aldeas

vacías: el espanto que se elevaba

hasta tocar las estrellas.

Un chileno educado en México lo puede soportar todo,

pensaba, pero no era verdad.

Por las noches mi corazón lloraba. El río del ser, decían

unos labios afiebrados que luego descubrí eran los míos,

el río del ser, el río del ser, el éxtasis

que se pliega en la ribera de estas aldeas abandonadas.

Sumulistas y teólogos, adivinadores

y salteadores de caminos emergieron

como realidades acuáticas en medio de una realidad metálica.

Sólo la fiebre y la poesía provocan visiones.

Sólo el amor y la memoria.

No estos caminos ni estas llanuras.

No estos laberintos.

Hasta que por fin mi alma encontró a mi corazón.

Estaba enfermo, es cierto, pero estaba vivo.


Te alejarás

Te alejarás de ese coño sangrante

que primero se ríe y después plagia

tus poemas Tratarás de olvidar

la sombra la espalda que cocina

el bulto que ronca mientras tú

en la otra habitación escribes

Te dirás cómo ha sido posible

Ese maldito olor que sale de entre

sus piernas Su manía de lavarse

los dientes a cada rato Es cierto

ya nunca más te contará la misma

historia de violaciones y psicoanalistas

Ni saldrá su relato del automóvil

paterno para estacionarse en tu

memoria (Ese mirador excepcional

desde el que veías que el coche

siempre estuvo vacío) No más

largas películas heladas Sus gestos

de desolación El miedo que apenas

pudiste tocar con las yemas de los dedos

Habrá un día feliz en que te preguntes

cómo eran sus brazos sus codos

ásperos La luna rielando

sobre el pelo que cubre su cara

Sus labios que articulan en silencio

que todo está bien Y todo

estará bien sin duda cuando aceptes

el orden de las tumbas Y te alejes

de sus largas piernas pecosas y del dolor

Ahora tu cuerpo es sacudido por

pesadillas. Ya no eres

el mismo: el que amó,

que se arriesgó.

Ya no eres el mismo, aunque

tal vez mañana todo se desvanezca

como un mal sueño y empieces

de nuevo. Tal vez

mañana empieces de nuevo.

Y el sudor, frío,

los detectives erráticos,

sean como un sueño.

No te desanimes.

Ahora tiemblas, pero tal vez

mañana todo empiece de nuevo.

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