Eduardo Casar

por | Ago 22, 2023

Escritor mexicano. (1952) Doctor en Letras por la Universidad Autónoma de México. Co-conductor del programa La dichosa palabra.

Te comparto algunos de sus maravillosos poemas de su libro Ontología Personal.

CONJURO Y CONTIGO

Hoy me toca ser viento. Ten cuidado.

Refuerza tus ventanas con maderas

y con golpes firmes.

Con las maderas dibuja la inicial de mi nombre. Dicen que si lo haces arrojarás hacia la paz, lejos del estremecimiento,

al portador del nombre que dibujas

con maderas apuntalando tus ventanas. Dicen que no hay más eficaz conjuro

que enfrentar consigo mismo a quien ataca.

Dicen que es eficaz, pero no sirve.

Sabré encontrar resquicios para llegar hasta tu pecho.

Y mañana me tocará ser agua. Ten cuidado.

Porque mañana es muy probable que nazca dentro de tiuna sed peligrosa y es verano.


DARLE A LA SANGR

Darle a la sangre un ritmo.
Darle a la sangre voz y viento.
Darle a la sangre el golpe cierto de la sombra. (Cuando juegues a estar solo
nadie saldrá a decirte
no lo estás,
estoy contigo,
aquí estamos sobre el pasto
mirando la luz herida
los dos.)
Darle a la sangre voz y viento,
intemperie y sótano al mismo tiempo.
Darle a la sangre el ritmo de la plata derretida, intervalos de gota y catarata
entre las venas y los huesos blancos.
Darle a la sangre paciencia
hasta hacer de la piel
una sombra que brille. 


ALLÁ EL MAR 

Allá el mar,
superficie que oscila
como un seno suavemente acariciado. 

Acá los árboles
o su esquema desnudo
por el peso del pulso del otoño. 

Allá el contorno azul,
la larga franja de la certidumbre,
su modo horizontal de subrayar profundidades. 

Acá los árboles,
mástiles enhiestos
esperando que la brisa marina hinche sus velas y que la tierra toda comience a desplazarse 

lentamente.


DEJA QUE EN TU SUEÑO 

Deja que en tu sueño sucedan imágenes del agua
en nombre de un alfabeto
que nadie más entienda. Despierta en nombre 

de la noche que acaba. Mírame para quitarme
la ceguera.
Deja que caiga por amor al sol la tela que te cubre. 

Deja sólo las sombras
de tu cuerpo.
En el nombre del mar, por un inmenso amor
al bosque que se mueve, acércate desnuda. 

Suelta en mi nombre tu cabellera recogida. Muévete por amor. 


BARCO, NAVEGACIÓN, FARO, MIRADA 

Barco, navegación, faro, mirada,
arribo a tu mirada sin preguntas,
de dónde voy, de dónde este naufragio, esta necesidad de oxígeno
que me vuelve arco el cuerpo,
mástil el cuello,
velamen tu cintura,
enorme mar el agua de tu cuerpo 

…de dónde voy, de dónde este naufragio. Toma en cuenta mi cuerpo entre tus labios. 

Si tocaras el centro de la noche cuánta noche podría volverse día. De qué será el silencio si tu boca basta para sellar mis labios. 

De qué serán tus labios. 

Tus labios, mi garganta, tu nombre, la marea. 

Si la marea no fuera tu cintura. 

Si dejaras por fin tu ropa, si la hicieras caer 

yo te acompañaría.
Como mis manos van mi boca y mi saliva, como para nacer o entrar al mar. 

Y si yo fuera el mar,
y si afuera del mar no hubiera más arena que la extendida playa de tu cuerpo. 

Nado, atravieso, surjo, me sumerjo
…de dónde voy, de dónde este naufragio. 

Se trata de mi piel tratando de encontrarse. Encontrar a la tuya. La roca que define
su peso entre la espuma.
Este peso, esta sangre, esta temperatura 

se encarama a la tuya y le mira los ojos. 

Si tu piel encadena su cimiento adentro de mi piel y la traspasa.
Si tú lates deprisa y me apresuro otra marea levanta las preguntas.
Si en la penumbra duro lo que duras porque dices también te necesito. 

…de dónde voy, de dónde este naufragio. 

Si tú fueras mi punto de partida aunque hubiera llegado partiría. 

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