El amor loco de Bretón y algunos poemas surrealistas

por | May 2, 2022

Sobre Amor Loco de André Breton

Entrar en el Amor Loco de Breton se siente como ser parte de un torbellino de confusión, un colador que busca pepitas de oro, entre piedras y tierra. Las primeras hojas son caóticas, sin sentido, caminos sin retorno. Un laberinto tapiado de dudas.  Sigo avanzando en las páginas, dándome de topes, buscando la luz del otro lado y descubro que para Bretón el olvido es una bestia feroz y tiene cabeza de larva. ¡Ahh, pero Breton habla del amor y afirma que los hombres desesperan estúpidamente del amor, para el hombre, el amor está siempre detrás de ellos, cual sombra invisible, nunca delante.  En el amor loco todo momento, todo instante contiene TODO, con mayúscula el secreto de la vida, una capacidad en potencia de revelarse.  

Breton dice: “El amor en todo lo que pueda haber para dos seres delimitado a ellos, aislante del mundo”.   Esta afirmación me retumba, se apodera de mi espacio y del flujo de mi pensamiento.  Pareciera que el sr. Breton cree en el amor, como los poetas, pero es un amor no de lunas y campos de girasoles, es el amor revelado, el que reside en la locura, en el desvarío, en la sensibilidad, así lo afirma “Cada vez que un hombre ama nada puede hacer sin que empeñe en él la sensibilidad de todos los hombres”.   Bretón cita a Freud para hablarnos del instinto sexual y el instinto de conservación como una oportunidad de amar de nuevo, no sólo de seguir viviendo.  ¿Qué sería entonces vivir sin amar?  Y en esa duda se instala la belleza de la herida, Breton está conmovido lo reconoce no puede, no debe agregarle nada. El amor revelado. El amor como un lugar de soluciones impalpables, presos en una idea errónea y frugal del amor, no al amor loco, de ese que Bretón afirma: “Y sin embargo, para cada uno, la promesa de todo momento que vendrá contiene todo el secreto de la vida, capaz en potencia de revelarse un día en otro ser”.  Hay una búsqueda llevada por un hilo de esperanza, pero, ¿qué esperanza? La de la pregunta perdida y hastiada: la de Amar, la de llegar a ese instante de en qué se descubre así mismo amando… 

Salgo del laberinto, levanto el colador y me quedo con un par de pepitas surrealistas y unas chispitas de amor loco.

Aquí te dejo unas pepitas de surrealismo, poemas de André Breton.

Mi mujer de cabellera de fuego de madera

Mi mujer de cabellera de fuego de madera

De pensamientos de relámpagos de calor

De cintura de reloj de arena

Mi mujer de cintura de nutria entre los dientes del tigre

Mi mujer de boca de escarapela y de ramo de estrellas de última magnitud

De dientes de huellas de ratón blanco sobre la tierra blanca

De lengua de ámbar y de vidrio frotadas

Mi mujer de lengua de hostia apuñalada

De lengua de muñeca que abre y cierra los ojos

De lengua de piedra increíble

Mi mujer de pestañas de palotes de escritura infantil

De cejas de borde de nido de golondrina

Mi mujer de sienes de pizarra de techo de invernadero

Y de vaho que empaña los cristales

Mi mujer de hombros de champaña

Y de fuente con cabezas de delfines bajo el hielo

Mi mujer de muñecas de cerillas

Mi mujer de dedos de azar y de as de corazones

De dedos de heno cortado

Mi mujer de axilas de marta y de haya

De noche de San Juan

De ligustro y de nido de escalares

De brazos de espuma de mar y de esclusa

Y de mezcla del trigo y del molino

Mi mujer de piernas de cohete

De movimientos de relojería y de desesperación

Mi mujer de pantorrillas de médula de saúco

Mi mujer de pies de iniciales

De pies de manojos de llaves de pies de calafates que beben

Mi mujer de cebada no perlada

Mi mujer de garganta de Valle de oro

De cita en el lecho mismo del torrente

De pechos de noche

Mi mujer de pechos de topera marina

Mi mujer de pechos de crisol de rubíes

De pechos de espectro de la rosa bajo el rocío

Mi mujer de vientre de despliegue de abanico de los días

De vientre de garra gigante

Mi mujer de espalda de pájaro que huye vertical

De espalda de azogue

De espalda de luz

De nuca de canto rodado y de tiza mojada

Y de caída de un vaso en el que acaba de beberse

Mi mujer de caderas de barquilla

De caderas de lucerna y de plumas de flecha

Y de tronco de plumas de pavo real blanco

De balanza insensible

Mi mujer de nalgas de gres y de amianto

Mi mujer de nalgas de espalda de cisne

Mi mujer de nalgas de primavera

De sexo de gladiolo

Mi mujer de sexo de yacimiento de oro y de ornitorrinco

Mi mujer de sexo de alga y de bombones antiguos

Mi mujer de sexo de espejo

Mi mujer de ojos llenos de lágrimas

De ojos de panoplia violeta y de aguja imantada

Mi mujer de ojos de sabana

Mi mujer de ojos de agua para beber en prisión

Mi mujer de ojos de madera siempre bajo el hacha

De ojos de nivel de agua de nivel de aire de tierra y de fuego


Girasol

A Pierre Reverdy

La viajera que atravesó les Halles a la caída del verano

Caminaba sobre la punta de los pies

La desesperación hacía girar en el cielo sus grandes yaros tan bellos

Y en el bolso de mano se hallaba mi sueño ese frasco de sales

Que únicamente aspiró la madrina de Dios

Los entorpecimientos se desplegaban como el vaho

En el Perro que fuma

Donde acababan de entrar el pro y el contra

La muchacha sólo podía ser vista por ellos mal y al sesgo

Tenía yo que vérmelas con la embajadora del salitre

O con la curva blanca sobre fondo negro que llamamos pensamiento

El baile de los inocentes estaba en su apogeo

Los farolillos se encendían lentamente entre los castaños

La dama sin sombra se arrodilló en el Pont au Change

Calle Gît-le-Coeur los timbres ya no eran los mismos

Las promesas de las noches por fin se cumplían

Las palomas mensajeras los besos de socorro

Se unían a los pechos de la bella desconocida

Lanzados bajo el crespón de las significaciones perfectas

Una granja prosperaba en medio de París

Y sus ventanas daban sobre la vía láctea

Pero nadie la habitaba aún a causa de los aparecidos

De los aparecidos que como se sabe son más devotos

que los desaparecidos

Algunos como esta mujer aparentan nadar

Y en el amor penetra un poco de su substancia

Ella los interioriza

Yo no soy el juguete de ninguna potencia sensorial

Y sin embargo el grillo que cantaba en los cabellos de ceniza

Una tarde cerca de la estatua de Etienne Marcel

Me hizo un guiño de entendimiento

André Breton me dijo pasa

Comparte el amor por las letras
Suscribir
Notificar de
guest
0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios