Piedad Bonnett

por | Jun 10, 2024

Laberinto

Condenada a ser sombra de tu sombra,
a soñar con tu nombre en cada madrugada.
Por la ventana abierta un olor errabundo
de vida, -¿y tú en que calle?-
un temblor en la luz,
el llanto de algún niño.
Y tus ojos cerrados,
o tus ojos abiertos como dos golondrinas,
y tu mano en el agua o tu mano en tu pelo
o tu mano en el aire con su triste blandura,
-¿y en qué calle tus pasos?-
y yo en sueños atada al hilo de tus sueños,
condenada a ser sombra de tu sombra,
a soñar con tu nombre en cada madrugada.


Tu boca viene a mí, solo tu boca…

Tu boca viene a mí, solo tu boca.
Viene volando,
libélula de sangre, llamarada
que enciende ésta mi noche de ceniza.
Toda la sal del mar habita en ella,
todo el rumor del mar,
toda la espuma.
Boca para los besos dibujada,
donde duerme tu lengua tentadora.
Todo el vino del mundo está en tu boca,
todo el pecado
y la inocencia toda.
Boca que calla y cuando dice, oculta.
Capaz de toda la verdad tu boca,
de toda la verdad y la mentira.
Ríe tu boca y se despierta el día.
(Relámpagos de nieve hay en tu risa).
Como un tropel de potros me atropellan
los besos de tu boca deliciosa;
tu boca, mariposa equivocada,
tu boca ajena que se desdibuja
en mi noche de círculo y ceniza.

 


El poema

El mayor enemigo de la poesía es el poema Vicente Huidobro

Anterior al poema el árbol en la arena, iluso faro de las focas marinas.

Anterior al poema, el grito,
El beso de los adolescentes, sus manos que se

buscan en el sopor del verano. Anterior al poema, inútil como un prendedor

sobre el pecho de una muchacha, la luna. El árbol,

el grito,
el beso,
la luna,
hechos plegaria en medio del poema,
hechos de sal, de sombra, de metal, de hueso,

en medio del poema,

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desesperadamente, rabiosamente plantados en medio del poema,

árbol de oes,
grito de aes,
beso de ues,
luna de papel.
Sobre la arena el árbol persevera.
Dentro del alma el grito persevera.
Y los besos se multiplican en el aire y la luna

impasible canta su aria sobre el cielo de tinta del poema.


Tu nombre

Cuando el dolor ha triturado ya el último hueso de mi noche

y sólo habla el silencio al corazón insomne que hila

y deshila penas y memorias

viene tu nombre hasta mi cuarto a oscuras.

Con un galope seco viene tu nombre abriendo

un camino entre nieblas

instaurando sus voces sus redobles

sus erres que retumban como un grito de guerra

su bronco acento de campana rota.

Tu nombre es tantas cosas:

el recuerdo de un barco que viene de ultramar y sus tercos marinos

el fuego entre la piedra

gota roja

que va tiñendo la pared del alba.

En él puede escucharse la voz de los que creen

con mística implacable y fe colérica.

 

Pero es también dulzura tu nombre

muro blanco donde mi mano traza los signos del sosiego

lugar donde recuesto mi cabeza.

Entre tu nombre y tú sin embargo un silencio

una grieta nocturna donde anidan los pájaros.

 
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