Thomas Stearns Eliot conocido como T. S. Eliot nació el 26 de septiembre de 1888 en St Louis, Missouri, Estados Unidos. Se nacionalizó como británico. Poeta, dramaturgo, crítico literario y pensador incansable.
Su largo poema de cinco partes, La Tierra Baldía (1922), es una obra de gran agudeza que contrasta la sociedad moderna con las sociedades anteriores, se ha convertido en un emblema de la modernidad. En 1948 recibió el Premio Nobel de Literatura.
Te compartimos la primera parte de este poema.
EL ENTIERRO DE LOS MUERTOS
Abril es el más cruel de los meses, cultiva Lilas sobre la tierra muerta, junta
A la memoria y al deseo, revuelve
Raíces apagadas con lluvia en primavera. Nos mantuvo abrigados el invierno, cubría A la tierra de nieve olvidadiza, criaba
Una vida pequeña con tubérculos secos.
El verano, al llegar al Starnbergersee,
Nos sorprendió con lluvia; paramos en la columnata
Y proseguimos a la luz del sol hasta el Hofgarten,
Y tomamos café, y hablamos una hora.
Bin gar keine Russin, stamm’ aus Litauen, echt deutsch.
De niños, una vez que nos quedamos con el archiduque,
Mi primo, él me llevó a pasear en trineo
Y yo estaba asustada. Marie, me dijo él,
Agárrate, Marie. Y fuimos cuesta abajo.
Ahí, entre montes, sí te sientes libre.
Leo la mayor parte de la noche y me voy para el sur en el invierno.
¿Cuáles son las raíces que se aferran, qué ramerío crece De estos pétreos cascajos? Hijo de hombre,
No lo puedes decir, ni adivinar, pues conoces tan solo Una pila de imágenes quebradas donde golpea el sol,
Y el árbol muerto ya no da cobijo, ni los grillos consuelo, Ni la piedra reseca el sonido del agua. Solamente
Hay sombra bajo esta roca roja
(Ponte bajo la sombra de esta roca roja),
Y yo te mostraré una cosa distinta,
Ya sea de tu sombra en la mañana, que a zancadas te sigue,
O de tu sombra cuando cae la tarde, que se alza y va a tu encuentro. Yo te mostraré el miedo en un montón de polvo.
Frisch weht der Wind Der Heimat zu
Mein Irisch Kind, Wo weilest du?
“Me diste por primera vez jacintos hace un año.
Me llamaron muchacha de jacintos.”
–Pero cuando, ya tarde, regresábamos del Jardín de Jacintos, Llenos tus brazos y húmedo tu pelo, no podía
Ni hablar y me fallaron los ojos, yo ni muerto
Ni vivo, no sabía nada, mientras
Miraba al corazón de la luz, el silencio,
Oed’ und leer das Meer.
Madame Sosostris, célebre vidente,
Tenía un fuerte catarro. Sin embargo,
Se le conoce como la más sabia de Europa,
De mañosa baraja. Aquí está, dijo,
Su carta: es el Marino Fenicio que se ahogó.
(Esas son perlas que sus ojos fueron. ¡Mire!)
Aquí está Belladona, la Dama de las Rocas,
La dama de las situaciones.
Aquí está el hombre de tres bastos, y aquí la Rueda, Y aquí el mercader tuerto, y esta carta
En blanco es una cosa que lleva a sus espaldas
Y que me está prohibido ver. No doy
Con el Ahorcado. Témale a la muerte por agua. Veo unas multitudes que caminan en círculo. Gracias. Si ve a la señora Equitone,
Dígale que yo misma le llevaré el horóscopo.
Una tiene que andarse con cuidado estos días.
Ciudad Irreal,
Bajo la parda niebla de un mediodía de invierno
Había tal multitud sobre el Puente de Londres, eran tantos, Nunca hubiera pensado que la muerte había deshecho a tantos. Suspiros infrecuentes y breves se exhalaban.
Y la gente clavaba ante sus pies la vista.
Cuesta arriba y bajando por la calle King William,
Donde daba las horas Santa María Woolnoth
Con un sonido sordo al último tañido de las nueve.
Vi a un conocido allí y a gritos lo detuve: “¡Stetson!
¡Tú que estabas conmigo en los barcos de Milas!