Carta de Amor de Albert Camus

por | Sep 4, 2023

No hay nada como las cartas de amor. Ese código secreto entre amantes, hermanos y en ocasiones hasta extraños. Esta vez te comparto una de las cartas del escritor Albert Camus a su adorada Maria Casarès. Se conocieron en Normandía en 1944. Ella de apenas 21 años y él en sus treintas.

La correspondencia entre ambos no se interrumpió ni con el matrimonio de Camus. En sus cartas llenas de ternura y añoranza también observamos el contexto mundial y los fantasmas de la guerra que seguían acechando.

Catherine Camus hija del autor conservó sus cartas y decidió compartirlas y prologarlas en Correspondence 1944-1959.

Aquí te comparto solo una de las hermosas cartas de amor.

Lunes 30 de julio 1951

Amor mío:

Aquí una carta que querría que te esperara en la orilla del océano. Definitivamente, no me acostumbro a estas separaciones y esta mañana todavía me he despertado con el alma encogida. Sin embargo, ahora estoy descansando después de dos noches decentes. El aire de aquí me ayuda a dormir, creo, y en el fondo es todo lo que deseo hasta septiembre. La tierra, aunque austera y bella, no me gusta. En cuanto a las gentes, ayer paseando a la caída del día me encontré una acumulación tal de gente fea que me eché a reír yo solo pensando precisamente en lo que nos habríamos reído si hubiéramos estado juntos (¡ah! ¡Tu risa divertida!). El Chambon es todo salvo una escuela de actrices. Hay otra cosa en este país para mí, pero ya te la contaré en otra ocasión.

He empezado a corregir mis pruebas. Leo a Sainte-Beuve, paseo y coqueteo con mi chica. Espero pasear un poco.

Pero lo mejor es que me imaginas como una marmota, con los ojos medio cerrados y el cuerpo somnoliento. Me despertarás a principios de septiembre. Es también una manera de defenderme de la depresión que sigue en mi caso al fin de un libro y que aún no ha sido completamente declarada. Temo ese vacío y me parece que he trabajado tanto ese tiempo que el vacío debería ser aún más grande.

He recibido los libros de Paz, que ha tenido la gentileza de llamarme “testigo de la libertad”. Recordarás que no estoy a favor de todas las libertades. Uno de los libros es de poesía y he encontrado un poema muy bonito que tengo ganas de traducir. Tiene una especie de talento que me gusta.

Pero tú tienes el tipo de corazón que me llena. Doy vueltas a las imágenes de ese viaje demasiado corto y me maravillo de tu bondad y tu paciencia. ¿Por qué me gustó tanto esa tarde en Périgueux? Porque tuve la impresión de vivir contigo en el consentimiento total. Pienso en esa cara tierna, esos ojos fieros, ese cuerpo deseable… Amor mío, sé feliz al borde de tu océano, abraza a tus olas, y solo a ellas; te dejo dormir un mes en la arena húmeda y yo iré a despertarte a mi vuelta. Todo lo que querría es que al principio de esta estancia leyeras aquí la certeza que necesitas, mi pensamiento constante, la ternura, el amor, la infinita comprensión en la que vivo contigo. Char tiene razón sin saber hasta qué punto tiene razón. Hay seres incomparables. La suerte de mi vida, porque no puede ser un mérito, es haber obtenido ese maravilloso compañero que me va a faltar durante un mes en todos mis días y todas mis noches.

Duerme, come, nada, vive animalmente y sé feliz contigo y con la vida. Tenemos todavía tanto que hacer y que amar juntos. Abrazo abril y mayo, y tus queridos ojos de océano. Háblame del mar.

A.

Correspondence 1944-1959 

Albert Camus, Catherine Camus

Editorial Gallimard, 2017

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